INTRODUCCIÓN:
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La falsa doctrina a echo mucho daño a la obra del Señor y lo seguirá haciendo mientras se siga enseñando.
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Hay muchas falsas doctrinas en el mundo religioso que han apartado a mucha gente de Dios. Y lamentablemente también entre nosotros los fieles.
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Debemos evitarla por que, hay una maldición sobre los que la enseñan. Gál.1:8-9.
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Veremos lo que la falsa doctrina puede hacer, para que asi no nos dejemos enredar por ella y mejor evitarla y apartarnos.
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LAS PERSONAS QUE ENSEÑAN FALSA DOCTRINA.
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Los que enseñan falsa doctrina, lamentablemente atraen a muchos. II Ped.2:2. Con sus falsas enseñanzas y sus doctrinas de hombres atraen a mucha gente.
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La falsa doctrina engaña a mucha gente. Mat.24:5.
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Pervierte el único evangelio verdadero que hay. Gál.1:6-7.
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Hablan cosas perversas. Hechos.20:30. Y asi arrastran a muchos tras ellos.
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Debemos de evitarlos. Rom.16:17-18. “Debemos de mantener la mirada sobre ellos a fin de evitar la falsa doctrina”, “Significa mantener la mirada sobre el objetivo”.
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No debemos de darles la bienvenida. II Juan.9-10. Osea mantener una comunión con ellos y la falsa doctrina.
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DIOS DESCRIBES A SUS MAESTROS COMO:
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Como corruptos y con una mente depravada. II Tim.3:8.
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Tito.1:11; II Ped.2:3.
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Engañosos- Fraudulento- Tramposos. II Cor.11:13.
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Altaneros e ignorantes. I Tim.6:3-4. La ignorancia es una frecuente amiga o compañera de la vanidad. La falsa doctrina a lo que nos lleva es a pleitos, contiendas y divisiones.
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Lo que debemos de hacer es probar toda doctrina, cono hicieron los de Berea. Hechos.17:11; I Juan.4:1.
III. EL CASTIGO PARA LOS QUE ENSEÑAN FALSA DOCTRINA:
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Los que propagan y enseñan y defienden la falsa doctrina están bajo maldición. Gál.1:8-9.
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Dios aborrece la falsa doctrina. Apoc.2:14-15.
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Hay condenación para aquellos que la propagan y defienden la falsa doctrina. II Ped.2:1,3.
CON CLUSIÓN:
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Dios aborrece la falsa doctrina, y castigara a aquellos que la enseñan y la defienden.
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La falsa doctrina hace mucho daño ya que trastorna la fe de muchos. II Tim.2:18.
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Seamos fieles en enseñar solo la verdad de Dios, cueste lo que cueste.
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