Confianza en Dios

¿En qué momento vamos a confiar en Dios? ¿Solo cuando las cosas van bien? o ¿En las buenas y en las malas?

¿Qué significa confiar? fiarse, esperar, entregarse en manos, echarse en brazos, dejarlo en Dios, tener fe.

Dice el salmista que somos Bienaventurados si confiamos en el Hijo de Dios: “Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;     Pues se inflama de pronto su ira.     Bienaventurados todos los que en él confían.” Salmos 2:12.

Cuando miraron al Señor en la Cruz sus enemigos expresaron estas palabras: “Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.” Mateo 27:43.

Jesús animo a sus discípulos con estas palabras: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33.

 

El apóstol Pablo aprendió a confiar en Dios: “Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;” 2 Corintios 1:9.

 

 

La confianza en Dios es el fundamento de nuestra fe y acción. En tiempos de incertidumbre y dificultades, debemos recordar que Dios es fiel y cumple sus promesas, como lo expresan estos salmos:

 

“Dios mío, en ti confío;     No sea yo avergonzado,     No se alegren de mí mis enemigos.” Salmos 25:2.

 

    “Mas yo en ti confío, oh Jehová;     Digo: Tú eres mi Dios.” Salmos 31:14.

 

    “En Dios he confiado; no temeré;  ¿Qué puede hacerme el hombre?” Salmos 56:11.

 

    “Hazme oír por la mañana tu misericordia,  Porque en ti he confiado;  Hazme saber el camino por donde ande,  Porque a ti he elevado mi alma.” Salmos 143:8.

 

La mejor tranquilidad es estar bien con Dios, nuestro reposo es placentero porque estamos confiando plenamente en EL. La confianza en Dios nos proporciona la paz y la fuerza necesarias para enfrentar cualquier adversidad. Cultivar esta confianza es esencial para un crecimiento espiritual sostenido.

 

De igual forma los Proverbios nos enseñan a confiar en Dios:  “Fíate de Jehová de todo tu corazón,     Y no te apoyes en tu propia prudencia.           6      Reconócelo en todos tus caminos,     Y él enderezará tus veredas.           7      No seas sabio en tu propia opinión;  Teme a Jehová, y apártate del mal;” Proverbios 3:5-7.

 

Nuestra prudencia o nuestra experiencia no nos hacen más sabio que Dios.

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