“A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos”:

Mateo 9:36-38

 

“Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.  Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.  Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”

Jesús sintió compasión al ver las multitudes desamparadas y dispersas. Eso le dolió en su corazón. Mucha gente buscando oír la palabra de Dios. Mucha gente trayendo a sus enfermos para que Jesús los sanara. Mucha gente maravillándose con sus milagros.

Dice el Señor que la obra es grande y los obreros pocos. Ósea hay mucho que hacer en la viña del Señor, pero pocos son los que están dispuesto a hacer la obra del Señor. No hay muchos voluntarios. Creo que lo mismo pasaba con los Corintios por eso Pablo los motivo en 1 Corintios 15:58: “Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.”

Por eso el Señor nos pide que oremos al Seños de la mies para que obreros a su mies. Pedir que hallan corazones más dispuestos a amar y hacer la obra del Señor.

Lo mismo vio el Señor en Samaria cuando la mujer Samaritana dejando su cantaron fue a llamar a la gente de su aldea para que vinieran a conocer a Jesús, Veamos Juan 4:28-30: “Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:  Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?  Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él.” Y Juan 4:35: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.” Es posible que en ese momento la multitud de los samaritanos ya estaba a la vista.

Esto se confirma en Hechos 8:12: Cuando Felipe llego a predicar a Samaria dice el verso: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.”

El libro de los Hechos nos narra toda esta cosecha de la cual hablo Jesús.

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