“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.” Juan 3:19.
Este pasaje nos habla de cómo la luz ha venido al mundo, pero las personas han elegido la oscuridad en lugar de la luz, porque sus acciones son malas. Aquí se plantea un contraste crucial entre la luz y la oscuridad, ilustrando la naturaleza humana y la necesidad de redención.
El Señor expreso que su propósito al venir al mundo era para salvarnos de la condenación eterna:
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida.” Juan 5:24.
“y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.” Juan 5:29.
Que gran bendición que la luz vino al mundo:
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.” Juan 1:11. Pero que triste saber que lo rechazaron, y hasta le quitaron la vida.
“Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,” Gálatas 4:4. Dios hizo un plan y nada lo detuvo.
“Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos, y a los que estaban cerca;” Efesios 2:17. El evangelio era para los Judíos que habían gozado del pacto de Dios por medio de Moisés y también para los Gentiles que estábamos lejos. Pero a ambos pueblos nos afectó el pecado: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios,” Romanos 3:23.
“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” 1 Timoteo 1:15. Dice Pablo que Cristo vino a salvarnos a todos los pecadores, pero el se consideraba el primero de la lista o el mayor pecador del mundo, esto es verdadera humildad. El se miraba en banca rota espiritual. Mientras el hombre no reconozca su pecado no se querrá arrepentir.
El Señor en su Palabra nos advierte de varios amores peligrosos:
- Los hombres amaron mas las tinieblas que la luz:
En vez de amar a Jesús como la luz que nos guía amaron las tinieblas que nos apartan de Dios.
¿Qué significa amar las tinieblas?
No querer dejar el pecado. Pablo fue escogido para: “para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.” Hechos 26:18.
“Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.” 2 Corintios 4:6.
El apóstol Pedro enseño lo siguiente: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;” 1 Pedro 2:9.
Estos pasajes nos desafían a reflexionar sobre nuestras propias elecciones. A menudo enfrentamos la tentación de priorizar los placeres temporales sobre lo eterno. Considerar cómo podemos elegir a Dios y su propósito en medio de nuestras luchas puede ser fundamental para fortalecer nuestra fe y nuestro compromiso como cristianos.
- Amor al dinero: El apóstol Pablo le advirtió de este peligro a Timoteo: “porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” 1 Timoteo 6:10. Salomón miro este peligro también: “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.” Eclesiastés 5:10. Y nuestro Señor Jesucristo nos dio la advertencia más solemne: “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Lucas 12:15. Estos pasaje nos ayudan a reflexionar sobre nuestras prioridades y el verdadero significado de la felicidad. Nos desafía a evaluar si nuestro amor por el dinero está afectando nuestras relaciones con Dios y con los demás, y nos enseñan a encontrar satisfacción y propósito en Cristo, en lugar de en la acumulación de bienes materiales.
- El amor así mismo: “Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos,” 2 Timoteo 3:2. El apóstol Pablo en este verso describe a los falsos maestros.
- Amor al mundo: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. 17Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” 1 Juan 2:15-17. Este pasaje ayuda a los cristianos a reconocer y resistir las tentaciones del materialismo y del amor a lo temporal, recordándoles que su lealtad debe estar en Dios, quien ofrece eternidad en lugar de lo efímero. Nos invita a examinar nuestras prioridades y a renunciar a lo que nos aleja de una relación íntima con Dios.
Conclusión: A lo largo de la Biblia, Cristo es presentado como el único verdadero tesoro que satisface el anhelo humano. Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo, se nos revela que las promesas de Dios en Cristo son mucho más valiosas que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer; Él es nuestra herencia eterna.