“He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. 17Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; 18y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. 19Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. 20Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros. 21El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los harán morir. 22Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 23Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo del Hombre.
24El discípulo no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. 25Bástale al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa?” Mateo 10:16-25.
El peligro siempre rodeo a los apóstoles porque todo el trabajo que ellos hicieron agrado a Dios pero no al enemigo. El Maestro les enseño a ser: prudentes, sabios, cautelosos y estar alerta. Cada día debemos de tomar esta medida: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, 16aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. 17Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.” Efesios 5:15-17. Pero también les enseño hacer sencillos (inocentes, ingenuos para lo malo, como paloma), así les enseño el apóstol Pablo a los Filipenses: “para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;” Filipenses 2:15.
Lo que describe aquí el Señor parece que es lo que sucedió en la gran comisión cuando el Señor los mando a predicar a todo el mundo.
El mensajero debe estar atento para discernir la intención de los hombres, no prejuzgando que todos sean malos. Jesús está advirtiendo de una realidad perenne. Siempre ha habido y siempre habrá algunos que, por distintos motivos, se oponen, o procuran hacer daño a los mensajeros del reino. La primera fuente de persecución, y el peligro inmediato, era del judaísmo oficial. Los líderes judíos tenían la facultad, otorgada por el gobierno romano, de juzgar y aplicar la sentencia a los criminales y herejes, con algunas limitaciones. Era un juicio más bien religioso, pues los jueces eran judíos fieles a sus tradiciones y usaban la ley de Moisés como la base para juzgar. El término tribunales, o sanedrines, se refiere a grupos de hombres separados y ordenados para juzgar. Cuando leemos el libro de los Hechos vemos que esto es lo que paso. Los apóstoles al predicar el evangelio de Cristo sufrieron todas estas persecuciones. Vinieron persecuciones de Judíos y de Gentiles.
Los apóstoles fueron bendecidos al recibir el Espíritu Santo y este les dio las palabras adecuadas para predicar y para presentar defensa cuando fueron llevados ante concilios y ante Reyes. Nosotros somos bendecidos porque ellos escribieron porque debemos de usar las escrituras para enseñar la sana doctrina y tener presente que la autoridad e inspiración está en las escrituras ahora y ya no en los hombres.
Muchas veces los enemigos son los miembros de su misma familia. Tengamos presente que el evangelio transformo a los apóstoles ellos ya no eran lo que eran antes de conocer a Cristo y aprender a sus pies. Lo mismo sucede con nosotros al obedecer el evangelio de Cristo y vivir como Dios quiere. Eso nos traerá conflicto con nuestros mismos familiares.
Cristo enseño a sus apóstoles a que tenían que perseverar hasta el fin. Pero hagámonos la pregunta: ¿Fin de que?, Fin de nuestra vida o el fin cuando nuestro maestro regrese. Pues en ambas debemos de perseverar. Sigamos fieles al Señor mientras nos llega el fin de nuestra vida o en esa espera viene el Señor. Lo importante es estar fiel.
Cristo hable de volver antes que ellos recorrieran las ciudades de Israel. Lo más probable es que el Señor este hablando de la venida del Espíritu Santo en el día de pentecostés. Si Jesús sufrió ya estemos preparados para imitarlo.