El corazón del Hijo de Dios:

Introducción: Mateo 5:3-12.

  1. El sermón del monte ha sido llamado “La constitución del cristiano”. El sermón de Jesús en el monte contiene ocho bienaventuranzas, cada una presentando una verdad especifica. Cuando cada una se ha considerado en su totalidad, describen, o presentan una descripción completa, de lo que el Hijo de Dios debe de ser. La definición del diccionario de la palabra feliz, falla en capturar la esencia de lo que Jesús quiere decir con la palabra “bienaventurado”. La felicidad que Jesús describe es una condición intocable; Jn. 16:22. Es la felicidad que mira a través del dolor; Sant. 1:2, ese gozo que el mundo no conoce, y que sin Jesús nunca lo conocerá; Filip. 4:7.
  2. Las ocho bienaventuranzas comienzan anunciando el gozo, felicidad; “Bienaventurados”. Esta palabra significa bendito, dichoso, y feliz. Es decir, un gozo, una felicidad que transmite una alegría que es completamente independiente, de todos los cambios, desafíos y decepciones de la vida. Es un gozo la felicidad que crece, al saber que uno es levantado por encima de las luchas y frustraciones de este mundo, a una relación con Dios, nuestro padre. Entonces, ¿cuáles son estas hermosas actitudes que mejorarán nuestra felicidad?

 

I: Bienaventurados (felices son) los pobres en espíritu; V. 3.

  1. ¿Qué significa ser pobre en espíritu? Gr. Es uno que es afortunado, feliz, digno de ser felicitado.
  2. La pobreza de espíritu describe a los que han sido golpeados por la vida, hasta caer de rodillas.
  3. a) Caracteriza a los que humildemente entienden lo que son, pecadores; 3:23; Efe. 2:1-3; 1 Jn. 1:8-10.
  4. b) Que reconocen que son incapaces de mejorar su situación espiritual, por sus propios méritos; 3:24; Efe. 2:8-12.
  5. c) Ser pobre en espíritu, es estar dispuesto a depender totalmente en la gracia de Dios para su liberación del pecado y sus consecuencias; 6:23; 7:18-19, 24; Tito 3:3-5.
  6. Ejemplos bíblicos de personas que fueron pobres en espíritu.
  7. El rey David cuando fue confrontado por su pecado de adulterio, reconoció su pecado, oró para obtener por la gracia de Dios, y el perdón de sus pecados; 2 Sam. 12:1-13; Sal. 51:2-4, 7-11.
  8. Isaías cuando vio a Dios en su trono, y se consideró indigno de estar en su presencia; Isa. 6:1-5.
  9. El publicano, que mientras oraba en el templo se golpeaba su pecho diciendo; “Dios, ten piedad de me, pecador” – Lucas 18:13-14; Rom. 5:8. Bienaventurados aquellos que entiende que sin Dios no tienen nada. Si el rey de Israel pudo postrarse delante Dios con un corazón quebrantado y contrito, también nosotros lo debemos de hacer. Hasta que no nos postremos delante de nuestro Rey con el mismo espíritu quebrantado, no seremos felices.
  10. ¿Por qué son felices los pobres en espíritu? Por lo que Dios les ha prometido.
  11. Cuando uno escoge ser pobre en espíritu al humillarnos delante de Dios, se nos promete el reino de los cielos.
  12. a) La frase “el reino de los cielos” se refiere a la iglesia que Cristo compro con su propia sangre; Mateo 16:18-19; Hechos 20:28. La iglesia a donde somos añadidos por Dios cuando obedecemos el evangelio para venir a ser hijos de Dios; Hechos 2:36-38, 41, 47; Col. 1:13.
  13. b) Pero, la frase “el reino de los cielos” también se refiere al cielo, la morada eterna de Dios, nuestro Padre Celestial, y también es una referencia a nuestra mansión celestial, que disfrutaremos a través de la eternidad; 2 Pedro 1:11; Jn. 14:1-3; Apoc. 22:1-5.
  14. c) El reino de gloria está preparado para ellos, todas las promesas del evangelio para la Iglesia, se van a realizar en el cielo, les pertenecen a ellos, pero mientras no seamos pobres en espíritu no podremos ir al cielo; Mateo 25:31-34.

Conclusión:

  1. Por el resultado final de los hijos de Dios, esta bienaventuranza y las demás, están diseñadas para mejorar, aumentar, intensificar, y realizar la dicha, el gozo, y la felicidad de los hijos de Dios. Mientras usted no venga a ser un hijo de Dios, a través del bautismo, no tendrá esta felicidad, y mientras no reconozca lo que es, un pecador, jamás reconocerá que usted necesita a Cristo como su Salvador.
  2. Él le está llamando, es su decisión de oír su voz, y levantarse y venir a lavar sus pecados en el bautismo; Hechos 22:16. ¿Por qué se detiene? ¿Acaso no quiere la felicidad que él le promete? Dichosos los que tienen espíritu de pobres, porque de ellos es el reino de los cielos”. Pero usted debe de responder al llamado de Cristo a través del evangelio, mostrar su pobreza de espíritu.  

    Este Estudio Pertenece a: Juan Antonio Salazar.

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