Jesús sana a un leproso:

(Mar. 1:40-45; Luc. 5:12-16)

 

“Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. 2Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. 4Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.” Mateo 8:1-4.

 

Ahora nuestro maestro tiene más seguidores. La lepra era una enfermedad incurable y las personas con lepra tenían que vivir aisladas. Lo perdían todo su familia y posiciones. Este hombre leproso, dice Lucas: Lleno de lepra. Viene a Jesús y se postro ante EL. La palabra indica que lo adoro y Jesús no rechazo tal adoración porque EL era Dios hecho hombre. Lo mismo hizo Cornelio con el apóstol Pedro y veamos cómo le respondió este: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. 26Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre.” Hechos 10:25-26. El apóstol Pedro no acepto esa adoración de Cornelio y la razón que presento es porque era hombre. Solo el Creador puede ser adorado la criatura no. La palabra se traduce: se prostro o adorar.

 

Jesús había sanado a muchos enfermos, pero de otras enfermedades no a leproso, este el primer caso de lepra que sana nuestro Señor. Siempre estamos sacando lecciones de la curación de Naamán el Sirio cuando vino a Israel y le sano el profeta Eliseo, en 2 Reyes 5.

 

Este leproso le dice: Señor, si quieres, puedes limpiarme. El no duda del poder de Jesús, lo único que podía impedir la sanidad es si el Señor no quería. Nadie se acercaba a los leprosos mucho menos para tocarlos. Por eso dice Marcos que Jesús teniendo misericordia de él le toco. Que gozo a ver sentido el leproso cuando el Señor pronuncio la palabra QUIERO. Y mayor gozo a ver sentido al ver su carne limpia.

 

Ahora el Señor le pide dos cosas al hombre que fue limpiado de su lepra. Una: Que no divulgue el hecho, pero no hubo forma de callarlo y la razón era para que la gente no pensara solo en los milagros el Señor deseaba que las cosas fueran en tiempo y forma. Y Dos: que fuera al sacerdote y que este revisara su piel y le declara que estaba limpio. Esto era para testimonio de los mismos sacerdotes. De esta forma no podrían negar el poder de Jesús.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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