MATEO 11:28-30
“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.”
Jesús nos hace la invitación que vengamos a EL. Desea que nos acerquemos a EL para podernos ayudar con nuestras cargas, Estas personas estaban exhaustas tratando de agradar a Dios con sus propios recursos. La palabra «trabajados» se refiere al agotamiento interno, mientras que «cargados» se refiere a las cargas externas. Algunas personas estaban agobiadas en gran medida por los inútiles esfuerzos para salvarse mediante sus propias obras de justicia. Jesús dijo de los fariseos: «atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas» (Mateo 23.4).
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Una de las grandes bendiciones que Jesús nos da es el perdón de nuestros pecados si obedecemos su evangelio. Nos da la oportunidad de empezar de nuevo. Nos renueva. Trae gozo a nuestra vida. La expresión yo os hare descansar quiere decir «refrescar», «renovar», «revivir» o «traer alivio» después de un trabajo pesado o un largo viaje.
El yugo de Jesús es su autoridad. Tenemos que ser hacer su voluntad y esto será obedeciendo sus leyes a sus mandamientos. El apóstol Juan lo deja bien claro en su primer carta, leamos 1 Juan 5:3: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.” El nos va a guiar, nos va a enseñar, nos va a exhortar pero siempre lo hará con humildad y mansedumbre. Los discípulos de Cristo son aprendices y se les requiere aprender de Él.
Este mismo espíritu tenía el apóstol Pablo cuando enseñaba, veamos 1 Tesalonicenses 2:7: “antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos.”
